30 de agosto de 2021

Ciudadano Freud



Ciudadano Freud, como su propio nombre indica, alude al mundo del cine, del teatro y de cualquier forma de interpretación y al mundo de la psiquiatría. Esta disciplina será cuestionada, criticada e incluso parodiada por su falta de rigor científico, por su ineficacia y por el trato deshumanizado y falto de sensibilidad que recibe el paciente. También se verá cómo transcurre la vida de los enfermos cuando son recluidos en el hospital. No sólo carecen de libertad, sino que, en ocasiones, sufren el maltrato de sus propios compañeros que se comportan de forma cruel y dominante sin que su patología tenga nada que ver. Son los rasgos de su propia personalidad los que determinan su forma de pensar, de sentir y de actuar. Esta historia pretende combatir el rechazo y la exclusión social que el enfermo mental o el “loco” sufre por parte de una sociedad llena de prejuicios y de ideas preconcebidas.
Nuria, la protagonista y una de las voces narrativas, rompe con este estereotipo. Condicionada genéticamente por la herencia de sus padres que mantienen una relación incestuosa y por el maltrato que sufren ella y su hermana encontrará desde muy niña su tabla de salvación interpretando personajes de muy diversa índole pero sobre todo de figuras del mundo literario y artístico. Ese talento innato le permitirá superar las circunstancias que le asfixian y que le ahogan aunque la enfermedad le obligue a alejarse del mundo del espectáculo durante mucho tiempo. Los personajes que representa se rebelan contra ella queriendo cobrar vida propia. Además le intimidan y le insultan. Es en ese momento cuando le arrebatan a su hijo y comienza su infatigable lucha por recuperarlo aunque el desenlace final sea la renuncia. Este texto dirige una mirada crítica y de denuncia a los centros especiales de empleo y a todas las fundaciones que utilizan al discapacitado como pretexto para obtener su beneficio económico manipulándole y haciéndole creer que su única salida es la de renunciar a sus ilusiones e inquietudes para convertirse en mano de obra barata.
En una de estas organizaciones Nuria conocerá a verdaderos creadores, intelectuales y personas con una vocación definida que no se resignaran a dejar de ser ellos mismos para convertirse en masa “deforme” pero “útil”. Nuria nunca renunciará a su vocación artística aunque tenga que escribir ella misma los diálogos y representar papeles en medio de la calle ante la incomprensión y la burla de muchos de los transeúntes. Precisamente en el viaje que realiza a Granada buscando a su hijo Nuria tratará de despertar el interés de los viandantes con su recreación personal de Federico García Lorca. Tras esta experiencia Nuria recobrará la lucidez y su vida se llenará de nuevos sentidos.
Paralelamente a la narración de Nuria hay una segunda voz narrativa, la de Álvaro de Zúñiga, un personaje débil mentalmente que, disfrutando de una cómoda situación económica y con un ego desmesurado, se erige en censor de la narración de Nuria. Este personaje a medida que se va adentrando en la historia que nos cuenta la actriz queda atrapado en ella y en su delirio acaba confundiendo la realidad con la ficción. Cuando tiene que renunciar a su confortable vida su ingenio se despierta y se convierte en un pícaro. Su mirada llena de sarcasmo y de ironía es el contrapunto humorístico de la novela que nos muestra el lado risible de la vida.

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